La expresión en el niño y adolescente, es el mejor medio de integración social a cualquier nivel de la dinámica de su grupo escolar, familiar o social. Si la acción educativa se desarrolla al mismo tiempo que la vida, las jornadas escolares son oportunidades de crecimiento creador, donde el educando explora, juega, prueba y se expresa espontáneamente, vivenciando, experimentando directamente.
El área de Educación Artística contiene lenguajes verbales y no verbales que deben ser desarrollados en las distintas actividades de los ciclos, para que el registro de los alumnos, de sus actos y percepciones, pase de espacios latentes que no son develados a espacios testimoniales, cuya acción debe caracterizar a la Educación Artística.
Diversos enfoques teóricos consideran que la educación del ser humano requiere para que sea completa, equilibrada y armoniosa, que se desarrollen verbalmente en la escuela actividades expresivas, en la amplia gama de propuestas, donde lo musical, teatral, plástico, lúdico, tenga tanto espacio pedagógico como otras experiencias y aprendizajes, los matemáticos-científicos, históricos, geográficos, sociales, etc.
Cuando nacemos, empezamos a conocer el mundo estableciendo con el un dialogo directo. Lo aprendemos con sensaciones, sentimientos, vivencias, ideas. Este aprendizaje nos compromete íntegramente como seres totales. El lenguaje de este dialogo es la “interacción lúdica”.
Pero al llegar a la etapa del aprendizaje sistemático, y mucho mas en la adolescencia y adultez, este dialogo creativo y placentero, se silencia bruscamente para dar paso al único aprendizaje jerárquico: “el aprendizaje intelectual”.
Sentir, proponer, soñar, averiguar, probar, descubrir, disfrutar, interactuar; no son precisamente las experiencias propuestas en las actividades escolares habituales.
Los resultados están a la vista, una sociedad neurotizada, amordazada afectiva y espiritualmente, empobrecida en sus valores, relacionada con la cultura retrospectiva (a veces, mera descripción fatalista del pasado), sin capacidad para la prospectiva creadora. De ninguna manera este ha sido un buen camino para que el hombre se personalice, se encuentre. Por eso perdido en el laberinto de si mismo, intentando encontrarse en mil espejos engañosos, con mucho miedo y soledad, enfrenta a un nuevo siglo, no logramos reconocer a veces, a la educación como un medio insustituible para lograr la revolución mas necesaria, la que ponga al hombre de pie frente a si mismo y a su sociedad, la que le permita ejercer la libertad auténticamente humanizante y ser capaz de dar respuestas creativas a sus desafíos cotidianos y frente al mundo que lo rodea, de emocionarse y sentir, mirando con ojos diferentes las cosas de todos los días.
El Área Estético-Expresiva hace aportes a la educación al favorecer los procesos de construcción de la persona en los siguientes sentidos:
1- En la libertad responsable
2- En el fortalecimiento de la relación con el entorno
3- En la socialización e interacción con otros
4- En el descubrimiento de las propias capacidades
5- En la capacidad de expresarse creativamente.
Sintetizando: “En la promoción de la integridad humana, su humanización y Personalización”.
Hebert Mead establece en sus conclusiones citando a Platón y luego a Schiller, que “el camino hacia la armonía racional, hacia el equilibrio físico, hacia la integración social es el mismo camino – el camino de la educación estética”, para agregar luego “hasta que el hombre en sus modos físico y sensorial de ser no se haya acostumbrado a las leyes de la belleza, no será capaz de percibir lo bueno y lo cierto – no será capaz de libertad espiritual”.
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