jueves, 13 de mayo de 2010

La impotancia de la educación artística en la formacion del alumno

La inclusión del Área Educación Artística en todos los Ciclos y Niveles del Sistema Educativo Formal, se fundamenta en que los aportes que puede ofrecer a la formación integral de una persona, no los puede brindar otras áreas, ni otros campos del conocimiento.

Este pensamiento se justifica a su vez en los aportes que el Arte viene efectuando a la experiencia humana desde sus mismos orígenes. En esta evolución se ha situado junto a la Ciencia y a la Religión, como pilar de la cultura, dando cada una a su modo, respuesta a los interrogantes que la relación Hombre – Universo plantea. El Área Educación Artística tiene a su cargo el desarrollo de la competencia Estético – Expresiva en sus dimensiones prácticas y cognitivas, mediante la alfabetización de los alumnos en los lenguajes artísticos (corporales, sonoros, visuales y audio visuales); a través de la aprobación, exploración de los códigos correspondientes a cada lenguaje, a su forma de organización y a su representación, utilizando diversos modos y medios, tanto los tradicionales como los aportados por las últimas tecnologías. Se apunta así a una educación que desde una ideología propia y desde lo regional, aporta en forma singular la construcción de un Arte Universal, a partir de la producción, reflexión y fruición, en relación con los lenguajes artísticos.

Eisner nos aporta que el valor principal de las artes en la educación reside en que, al proporcionar un conocimiento del mundo, permiten de manera única a la experiencia individual; remiten a un aspecto de la conciencia humana que ningún otro campo aborda; “la contemplación estética de la realidad”; de este modo las artes proporcionan a nuestra percepción una formula para esencializar la vida y a menudo también para poder valorarla.

“La creatividad no relacionada únicamente con las manifestaciones artísticas esta ausente en la mayoría de las prácticas educativas. Se fragmenta al ser humano en actividades para la mente y el cuerpo o sentidos, desconociendo con esta actitud que el ser humano es natural y potencialmente armónico, y que no se puede construir el conocimiento negándole participación a los sentidos, sensaciones y sueños.La educación tiene el doble poder de cultivar o de ahogar la creatividad” (Edgar Faure).

La expresión en el niño y adolescente, es el mejor medio de integración social a cualquier nivel de la dinámica de su grupo escolar, familiar o social. Si la acción educativa se desarrolla al mismo tiempo que la vida, las jornadas escolares son oportunidades de crecimiento creador, donde el educando explora, juega, prueba y se expresa espontáneamente, vivenciando, experimentando directamente.

El área de Educación Artística contiene lenguajes verbales y no verbales que deben ser desarrollados en las distintas actividades de los ciclos, para que el registro de los alumnos, de sus actos y percepciones, pase de espacios latentes que no son develados a espacios testimoniales, cuya acción debe caracterizar a la Educación Artística.

Diversos enfoques teóricos consideran que la educación del ser humano requiere para que sea completa, equilibrada y armoniosa, que se desarrollen verbalmente en la escuela actividades expresivas, en la amplia gama de propuestas, donde lo musical, teatral, plástico, lúdico, tenga tanto espacio pedagógico como otras experiencias y aprendizajes, los matemáticos-científicos, históricos, geográficos, sociales, etc.


Cuando nacemos, empezamos a conocer el mundo estableciendo con el un dialogo directo. Lo aprendemos con sensaciones, sentimientos, vivencias, ideas. Este aprendizaje nos compromete íntegramente como seres totales. El lenguaje de este dialogo es la “interacción lúdica”.

Pero al llegar a la etapa del aprendizaje sistemático, y mucho mas en la adolescencia y adultez, este dialogo creativo y placentero, se silencia bruscamente para dar paso al único aprendizaje jerárquico: “el aprendizaje intelectual”.

Sentir, proponer, soñar, averiguar, probar, descubrir, disfrutar, interactuar; no son precisamente las experiencias propuestas en las actividades escolares habituales.

Los resultados están a la vista, una sociedad neurotizada, amordazada afectiva y espiritualmente, empobrecida en sus valores, relacionada con la cultura retrospectiva (a veces, mera descripción fatalista del pasado), sin capacidad para la prospectiva creadora. De ninguna manera este ha sido un buen camino para que el hombre se personalice, se encuentre. Por eso perdido en el laberinto de si mismo, intentando encontrarse en mil espejos engañosos, con mucho miedo y soledad, enfrenta a un nuevo siglo, no logramos reconocer a veces, a la educación como un medio insustituible para lograr la revolución mas necesaria, la que ponga al hombre de pie frente a si mismo y a su sociedad, la que le permita ejercer la libertad auténticamente humanizante y ser capaz de dar respuestas creativas a sus desafíos cotidianos y frente al mundo que lo rodea, de emocionarse y sentir, mirando con ojos diferentes las cosas de todos los días.

El Área Estético-Expresiva hace aportes a la educación al favorecer los procesos de construcción de la persona en los siguientes sentidos:

1- En la libertad responsable
2- En el fortalecimiento de la relación con el entorno
3- En la socialización e interacción con otros
4- En el descubrimiento de las propias capacidades
5- En la capacidad de expresarse creativamente.

Sintetizando: “En la promoción de la integridad humana, su humanización y Personalización”.

Cabe recordar lo afirmado por V. Lowenfeld y W Lambert Brittain: “Cuando mayor sea la oportunidad que le brindemos al niño para desarrollar la sensibilidad y mayor capacidad para agudizar los sentidos, mayor será también la oportunidad de aprender”.

Hebert Mead establece en sus conclusiones citando a Platón y luego a Schiller, que “el camino hacia la armonía racional, hacia el equilibrio físico, hacia la integración social es el mismo camino – el camino de la educación estética”, para agregar luego “hasta que el hombre en sus modos físico y sensorial de ser no se haya acostumbrado a las leyes de la belleza, no será capaz de percibir lo bueno y lo cierto – no será capaz de libertad espiritual”.
Referencia:
Olga Ortiz de Miranda

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